jueves, 11 de septiembre de 2008

¡Hoy no es mi no cumpleaños!


Pero no os preocupeis, sólo durará 24 horas . Una cosa graciosa de los cumpleaños es que uno siempre termina llorando. Sí, no me mireis así, es verdad. ¿Acaso no os ha pasado, al menos de pequeños, que en mitad de la fiesta rompíais a llorar? Es muy típico. Yo siempre lo hacía. La verdad es que si nos paramos a pensar, un cumpleaños es una cosa triste: ¡te haces viejo! No entiendo por qué hay que celebrar que uno está más cerca de la muerte. En todo caso debería ser un día de recogimiento y reflexión, ¿no? Uno debería sentarse a meditar sobre la vida y la muerte, sobre el paso del tiempo, sobre lo que ha hecho el último año y lo que quiere hacer el venidero...
En fin, creo que no entiendo los cumpleaños. Esta mañana mi madre llamó a la puerta de mi habitación para preguntarme que qué iba a querer de comer el día de mi cumpleaños. Esa es una tradición en mi familia: en el cumpleaños, el homenajeado elige el menú. Yo le contesté que ensalada de pasta y tarta de queso, para variar (siempre escojo arroz a la cubana y tarta de chocolate). Creo que con el tiempo, eso de la comida ha llegado a ser lo que más ilusión me hace de mi cumpleaños. De hecho, hace unos años que nunca se me ocurre nada que pedir de regalo cuando mi familia me pregunta. No necesito nada, tengo todo lo que quiero, les digo. Obviamente, eso es mentira. Pero qué queréis que os diga, últimamente los padres se lo creen todo.



P. S.: odio a alex

3 comentarios:

Khris dijo...

¿Probaste a llorar de alegría? Eso a veces funciona, como cuando viste el no sé qué ese en Inglaterra. ¿Ves? Tampoco hay que hacerlo sólo el día en el que no es tu no cumpleaños.

EloraDana dijo...

Es cierto!

Julia dijo...

¡¡Feliz no no cumpleaños!!

Interesante tradición la de tu familia.

A mi me hacen ilusión los regalitos pero lo de hacerme vieja me da miedo (o mejor, pavor).

Un besazo, Ale.